Breve historia sobre el 3D y cómo funciona esta tecnología
Aunque parezca algo muy moderno, el 3D es una tecnología que tiene ya más de 100 años. Hace unos años, con la llegada de películas 3D de gran calidad visual, como Avatar de James Cameron, se trató de hacer popular esta forma de ver las imágenes. Se empezó la comercialización de películas y de televisores capaz de, gracias a las gafas, darnos la sensación de profundidad. Hoy vamos a echar un vistazo a la historia sobre el 3D, cuándo se comenzó a usar y cómo funciona.
El 3D se patentó en 1890 por William Friese-Greene, un fotógrafo e inventor inglés, quien fue responsable de los primeros aparatos cinematográficos en Inglaterra. Años más tarde, Frederick Eugene Ives comenzó a utilizar una cámara con dos lentes de diferente color. Esto es esencial, pues el 3D se consigue con la superposición de dos imágenes. Finalmente, en 1922 se proyectó The Power of Love, la primera película en 3D al emplear dos proyectores simultáneos.
El 3D, pese a estar “desaparecido” de la historia, se llegó a utilizar para realizar películas de propaganda en la época nazi. Esta es una investigación llevada a cabo por el documentalista Philippe Mora, quien aseguraba que el 3D había nacido en Alemania y no en Hollywood.
Cómo funciona el 3D
El 3D se basa en la idea de la estereopsis. Esto es un fenómeno de la percepción visual que explica cómo, si cada ojo capta una imagen diferente, el cerebro es capaz de recomponer una imagen tridimensional. En el caso de las películas, las imágenes son proyectadas en dos capas, y son las gafas las que hacen que un ojo vea qué imagen. Esto es muy sencillo si visualizamos los típicos libros de 3D rojos y azules.
A pesar de que cada ojo ve una imagen diferente, el cerebro recibe ambas, recomponiendo la imagen en nuestro cerebro como si fuese una sola y dándonos esa sensación de profundidad.
Tipos de 3D
El anáglifo es el 3D de las gafas rojas y azules. Para ello es necesario ver imágenes en estos colores, lo que limita la gama de colores que se pueden emplear. A su favor hay que reconocer que es el más sencillo. Además, es relativamente asequible hacer unas gafas 3D y dándonos una tarde de manualidades.
Por otro lado tenemos las gafas polarizadas. Estas emplean una función mucho mejor al tener una orientación distinta cada imagen en lugar de un color. Se puede ver tanto con imágenes horizontales como verticales.